Buenas amig@s.
En esta entrada vamos a conocer un
bonito lugar de la geografía Cántabra, el bosque de secuoyas (Sequoia sempervirens) que hay en el
Monte Cabezón, también llamado Monte Corona.
Este árbol se denomina secuoya costera o
secuoya roja y es de la familia de los Cipreses (Cupressaceae), entre otros.
Este árbol alcanza un gran porte, en este monte su altura ronda los 40-50 m. y
los 2 m. de diámetro.
En esta zona tenemos 2,5 hectáreas
pobladas por secuoyas entre otras especies arbóreas. Este monte ha sido
declarado como Monumento Natural siendo el área protegida más pequeña de
Cantabria.
Vista de las sequoias en interior del monte.
Al comienzo del monte se tiene una
pasarela de unos 200 metros que facilita el acceso a personas con movilidad
reducida, pasando en un primer lugar por una zona de bosques mixtos de robles europeos
(Quercus robur), robles americanos (Quercus rubra), hayas (Fagus sylvatica) y castaños (Castanea sativa) entre otros. Tras esta
área de transición se llega a las secuoyas.
Sendero habilitado para entrar al Monte Corona.
Entre el bosque se puede observar
variedad de fauna, principalmente aves y reptiles. Observamos a esta lagartija
que había perdido el rabo, posiblemente por la presión de las importantes
visitas que recibe el área.
Lagartija colilarga (Psammodromus algirus), en este caso había perdido la cola.
Desde antiguamente los montes cantábricos, principalmente robledales, han sido explotados con el fin de la obtención de suficiente madera para la construcción naval, las ferrerías y La Real Fábrica de Artillería de La Cavada. La reducción de los robledales costeros principalmente durante los siglos XVII y XVIII, se redujo de forma importante en el siglo XIX debido a las nuevas técnicas constructivas navales.
El Monte Corona había sido un monte industrial, en el que durante el siglo XX se realizó un Plan de Ordenación y se incluyó en el Catálogo de Utilidad Pública (año 1901). Poco después hubo un grave episodio de plagas y enfermedades que causó la muerte de más de 5000 robles. A partir de este momento su explotación se dedicó a las especies de crecimiento rápido como el pino, eucalipto, abeto de douglas, roble americano, y, las citadas secuoyas, reflejo de aquella política forestal en busca de especies más productivas.
Abundante sombra gracias a las secuoyas.
Secuoyas hacia el cielo, se observa que no dejan pasar demasiada luz.
Vista desde una secuoya, tronco oscuro, en ocasiones rojizo, recto y grueso. Impresionante.
Actualmente este bosque del Monte Cabezón es un lugar con más de 800 secuoyas de enormes dimensiones y que no son habituales en Cantabria, por eso es Monumento Natural, convertido casi en un parque debido a la gran afluencia de visitantes. Es un árbol que puede perdurar aquí más de mil años, debido a su gran longevidad. Es muy apetecible el paseo entre estos bonitos árboles.
Bosque de secuoyas del Monte Cabezón, en ocasiones denso.
Prueba entre las secuoyas a baja velocidad.
Espero que os haya gustado transportaros a este majestuoso bosque muy cercano a Santander y Torrelavega.
Saludos.
Saludos.